domingo, mayo 07, 2006

El frío es oscuro y te desnuda

Y estoy aquí otra vez. Hay más noche y menos ruido. Nancy Sinatra me invita a disparar palabras y quizás en el siguiente párrafo no me resista y exploté en esa verborrea mía que a nadie le parece importar. O tal vez me niegue y cada frase inminente sea un eco falso, reprimido. Acaso siquiera estoy vivo después del punto seguido o la coma que aguarda a la vuelta de la esquina. No quiero saberlo y tú, tú que lo sabes no pretendas advertirme nada. Prefiero ser consumido antes por el misterio que por la muerte presurosa, esa sin remedio ni consuelo

Y voy hablar de lo que se me da en gana, porque esta noche el tiempo se derrite en mis dedos, se me desliza por los labios y me sangra por heridas abiertas en la palma de mi mano. Estoy incomodo en una silla incomoda, tengo el teclado apoyado en las piernas y creo que no siento nada. Por lo demás casi soy feliz, por lo demás el otro día casi sonreí de verdad.

En eso veo sombras danzando a las seis en pleno, me invento un cuento y pasó diez minutos soñando que me pierdo en una realidad alterna, donde mis huesos son de papel y se queman dentro de mí. Me imagino corriendo por una tierra negra, seguido de cerca por emociones sorprendentes. E incluso, un par de momentos después, estoy tendido en un desierto de arenas verde cielo. Te extraño y regreso a las seis para notar que las sombras nunca estuvieron allí. No me lamento en lo absoluto y me subo en un torbellino invisible que me transporta a millares de días en el futuro. Conversó conmigo en una habitación soleada y me pregunto un montón de cosas, las cuales tengo la amabilidad de contestarme.

Me aburro, vuelvo.

Y aquí, sin más sentido del que me persigue, dejo a mi alma palpitar al vacío y con cada recuerdo que logra salir al exterior dejando en mis huesos la tensión del desconsuelo. Y aquí, sólo yo, supongo en lo que será a posteriori del eventual acto de mí despertar.

El teclado es mió.

Una taza de café no me viene mal, pero no puedo hacer ruido, me pueden descubrir. Y ahora caigo en la cuenta que debería estar triste, pero asombrosamente no lo estoy. Abro bien los ojos, me miro y te miro, no comprendo el por qué, la razón tras todo. Dices que no importa y no te creo. Oh, que extraña noche, ¿Verdad? Podría ocurrir lo impensado y eso me gusta, aunque no tanto como debería. Primero, porque ya es casi de día y el sueño me seduce más fácil. Segundo, porque en unas horas el uniforme gris me aguarda. Tercero, no tengo los bríos suficientes

Pero aún así estoy aquí más muerto que vivo; sí, es cierto. Pero aquí, ¿no? , dejando que la sombra de la noche me arrastre a esa masa burbujeante de mi alma cocinándose a sí misma una y otra vez, como hilo de un telar interminable y grandioso.

Y qué importa, siempre puedo esconderme tras el siguiente punto final.

5 comentarios:

vesta dijo...

Cuánto calor en esa alma ... hay veces que todos en ciertos momentos nos escondemos hasta de nosotros mismos, pero qué lindo que arda ! :)

EDUARDO CAVIERES dijo...

FELICITACIONES, VAS SÚPER BIÉN ENCAMINADO, TU BLOG ES UN APORTE.

SALUDOS DE EDUARDO CAVIERES.

Anónimo dijo...

Your are Nice. And so is your site! Maybe you need some more pictures. Will return in the near future.
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: ) dijo...

Posees un gran talento niño , no desvíes el camino , vale , un abrazo .

pato dijo...

Nos guías en una sublime y bella imaginación .