jueves, diciembre 07, 2006

Capitulación

Brotó de la última puerta y avanzó por el pasillo de las ventanas estelares Hubo sol, viento y recuerdos cristalizados de gaviotas. Sonrisas de bocas trémulas, presagios antiguos y emancipación solapada. No supe más nada y quizás ese fue el error sombrío de la tumba y la pena silenciosa engarzada a mi garganta.
Sarcasmo. Fue una especie de emoción acorazada esa cosa que viajó por el pasillo y dobló por mi lado al caer la noche.
Poblaron mis ojos tantas vidas y tierras que me hundí en el filo de mi espada.
- Te soñé anoche, vestías de cuervo y me besabas en la mejilla.
- Yo te oí cantar en mi ventana a las tres de la mañana.
- Sentí que dormías a mi lado y que me contagiabas tus pesadillas.

No les respondí nada, volé en cincuenta y tres escalones y fue delicioso ignorar y aislarme de mentes acechadas de privacidades y vanidades de piel desnuda. Ser letra es complicado, pero acostumbrándose es una necesidad caliente y desaforada de tejas y de techos inundados de gafas y agua salada.
No encontré lo que buscaba.
Esa sensación aún me sostenía al vilo del ensueño y me di cuenta de tantas cosas, que el vértigo fue un apego al paladar. Debí haber vomitado y soltado el agrio contenido de mi secreción, pero fui un cobarde maniatado por el prejuicio de no saber sentir.
Ayer. Sí, sólo fue ayer.

Al día siguiente me sentí perseguido de lo increíble. Incluso en la hora del almuerzo, entre tenedores y ansias, espiaba mi espalda acechando emociones de pasillo.

domingo, noviembre 12, 2006

Sentir del mundo

Abren fuego, la escotilla. Es harina y aceite en el costado y por la esquina. Llueven huesos y uñas, dientes y tripas. La cobardía es un mito de valientes, la espada un nudo con dedos encrespados.
Los relojes son armas, replican y se queden en duros
y verdes mosaicos de hielo. El cielo se revienta y respira el polvo que el viento revuelve en la superficie, y hay veneno en el agua de las nubes y zeugmas muriendo en tazas de café, perdiéndose en las estaciones y en las horas sanguinarias de la plaza y el centro de las ferias.
“No sé...huele a quemado”. Pensó la botella que sostenía el alma del hombre y la barra de la taberna. Y sí, las paredes se queman en sudor. Los zapatos transpiran y los ojos tienen sequía, están cansados y medio muertos. La silla busca salida y se levanta, cae y las piernas se le rompen una tras otra, la alcanza una chispa, se prende y no arde; parece que las estrellas la devorasen con sonrisas y un halo amarillento de saliva la recorriera como fluido y onda, cáncer y fuego. “Noche de siglos, mi madre y sus espinas”, dijo el viejo de los trapos, “el cielo está pariendo y nos vamos a morir todos”, resopló como profeta ofendido, senil erección de la sabiduría de las hojas y los datos.
Hormigas. El piso de la cocina está roto, se quiebran las cucharas y las lenguas. Lloran por debajo de la mesa los platos y las tazas. La señora tras el marido y el marido escondido en la puerta de la pieza. Las sabanas vuelan sobre las camas, pisadas y mal traídas, ejes de la casa destruida. El hijo en el sillón ve las noticias, el computador prendido, la hermana gritando en el baño, la llave hundiéndose en el excusado.
Los niños lloran la partida
, entre heridas y miedos, de la amiga. La fiel señora de las tardes compungidas, y sutil amante de la noche recién pasada. “Adiós consola, alma mía, entretención de mis años”, dice Andrés Luís, mientras ve arañas comiéndole el juguete de su vida.
Se besan los camellos en la avenida. La gente mira consternada semejante adicción indecente y dice: “Miren, que ellos tienen ganas de vivir, hay que matarlos más temprano que tarde”, decían unos muchos, repetían aún más.
Abren fuego. La gente y sus cosas sienten tantas emociones, todo se derrumba como naipes apilados. Las estrellas se vomitan unas a otros, lo colores son gratis y el cielo es cuadro de artistas y
ventiladores.
Nota:Basado en un sueño real.
Tan real como esos billones que
Nacen en una noche y mueren
En la mañana de los siglos.

viernes, octubre 27, 2006

Irremediable

Pensó en ahogarse. Romperse los dientes en el suelo, reventarse la cabeza en la pared, chuparse los dedos de los pies y temblar, agitarse entero y ser el universo en desorden una y otra vez.
Luces.
Hay humo de colores. Gente, ruidos, espacios. Movimiento por el piso, traspiés, medianoche. Y mientras fotogramas violentos lo elevan a sí mismo, por afuera el mundo se desborda en ronquidos felinos de sirena.
Fuego.
Sensaciones de tritones y estrellas. Espadas disfrazadas de puñales, ojos convertidos en manos.
Se muere, es sal de mundo fertilizada. Hay cariños refunfuñados. Olores de celo, piel traslucida, formas suaves y peludas.
Se esconde en la tela de la cortina, nada entre nubes de polvo, se funde en el mundo violeta del genero viejo.
Pensó en ahogarse otra vez. Soñó que casi no respiraba, que se ponía morado y lloraba. Alucinó entonces con caricias naturales, rodeado de soles y mares, abrazado por las hojas y mecido por la corriente de ríos prehistóricos. Se vio exterminado burbujas, observándolas nacer primero, deleitarse mientras crecen y reventándolas después. Incluso imaginó nubes, les dio forma, parecían rostros de hombres persiguiéndose y devorándose.
Amarrillo.
Una mujer de ojos amarrillos, labios verdes y sonrisa de tiburón. Se acerca, tiene la cabeza redonda como un globo casi reventado. Balbucea y camina arrastrando los pies, está idiotizada, le cae saliva por la comisura de los labios. Todo en ella es fuera de lugar. O resulta descompuesto y casi muerto o definidamente muy nuevo, tenazmente reciente. Se hunde. De pronto comienza a enterrarse viva en la infinidad de la tierra, pero señas de entendida no emite siquiera. Y se pierde lento, como si la calma fuese un pecado y las llamas de arena existieran en otro mundo. Y la baba desciende por la piel suya, es un delta de pena espeso, agrio.
Y la ve cayendo.
Y la sigue mirando, cuando un suspiro lo despierta. Alerta. Hay un mundo nuevo, olores diferentes. No abre los ojos del ensueño. Parece que alguien teclea muy cerca. Siente el sonido de los dedos al chocar con la tecla, al hundirse en ella y emerger, luego polinizar en otra y así revestir el teclado con la miel del verbo derretido. No sabe nada, siente menos aún.
Alguien le muerde la cabeza.
Sonrie.
Duerme otra vez.


Nota: ehhh...¬¬ Sí, tema repetido, pero es que no me lo puedo sacar de la cabeza. Aps, quiero dar gracias, pq al fin he comprendido algo muy importante. Eso.
Gonzalo, El Autor.


martes, octubre 17, 2006

Lo nuestro

Encuéntrame tendido en la arena, sin aliento, con los cabellos más revueltos que estrellas y los pensamientos más encumbrados que gaviotas. Mira los peces de nadan en mis manos y las serpientes que trepan por mis dedos. ¿Acaso notas algo diferente? Es casi como un escalofrió nuevo, un cosquilleo de esos que asustan más que sorprenden. No sé si me explico bien, pero quiero que me visites al medio día y también a la medía tarde. Búscame en la noche como pie que anhela camino, como contraportada de tus historias y guardapolvo de tus recuerdos.

Necesítame bajo el frío de la calle y entre la sabrosa tela de tus vestidos. Requiéreme en instantes de la sátira luna vieja de tu cuerpo y despedázame, no me dejes en pie siquiera un idiota concepto o una singular repetición.

Bórrame.

Escúchame cantar poemas sin remedio y háblame con el cascabel amatista de tu voz. Suéñame de espaldas, de cabeza y de costado. Pruébame en todos los escenarios y en todos los putos papeles del mundo. No sé, léeme hasta los huesos, todas y cada una de mis letras y esos millones de cuentos que sólo tú entiendes y que sólo yo escribo.

Analízate conmigo, sentados bien juntos en la alborada de los siglos y duerme en mis ideas por más que un condenado relámpago de fuego o un chispazo de suerte imprecisa e irrelevante.

No pido que me quieras ni mucho ni poco, es más, ni el verbo te pido que en tú corazón conjugues. No me hables de sentimientos, justicias, razones y credos. Invítame a perderme, no me dejes solo en la esquina. No me exijas, miénteme sobre verdes y lúcumas praderas deliciosas. La verdad no me interesa. Soy hombre de ficciones, vivo en la afásica realidad del teclado, en esa locura de colores y de agua que ambos hemos conocido de diferentes maneras.

Acéptame las ideas que tengo para contigo y entrégate a la escalada al cielo que en la retina tengo concebida. No dudes de mi supeditada guía infausta, Venus sabrá defenderme. Lo demás no importa.

Sí, sé que debes estar soltando la risa o la molestia. Quizás no entiendas, al igual que yo, porque razones no he terminado el proceso, porque sigo marcando el paso en un momento centrifugado hace meses, hace años. Hasta antes de escribir estas líneas creí saberlo, ahora me someto a la duda con el rabo sangrante y deshilachado.


nota: jeje, esto es lo que llaman un despiste.! bueno, es algo raro y me da muchas risa. No es un buen texto, pero me gusta por lo evidente y simple. Así que por la simpleza literaria y el tema, disculpas. Subí esto no para deleitar, sino más bien para pagar una deuda inventada. Gracias por los post! n_nU!
Suerte a todos! G.L.

miércoles, octubre 11, 2006

Balada omnisciente

“Ellos son así,

Mis amigos son así”

A. Sanz

Se ve respirando la noche medio subiendo o medio bajando las escalinatas de sus sueños. No es fuerte y no piensa grandes cosas, sólo está ahí con el alma perdida en reflexiones duras por lo cotidianas. Nota en sus ojos cierto arte de meditabunda paciencia y no se espanta por ello como la mayoría de las veces. Es más, deduce de la expresión de su rostro esa característica mueca suya. No cabía duda, tenía los dientes calientes y el aliento sulfurado.

Quizás esté recordando hechos tristes del pasado. No lo sabe, carece del conocimiento necesario de sí mismo para decirlo.

Hay luna del tamaño de un sol de postal.

Sonrisas.

La cama se le hace demasiado blanda. Enciende una débil de luz de conciencia. Asoma una visión ajena a los ojos, una concepción distinta de la realidad de colores. Y se siente inmóvil y sin el tráfico de aire por el cuerpo. Está fuera del tiempo, se siente como naufragando en un estadio intermedio de la vida con la vigilia. Se desespera. Intenta proferir un leve sonido por la boca, pero no puede hacer nada. Se recorre como fantasma. Y se ve la nuca, los pies, las manos. Pero no puede moverse.

Jungla. Hay un verde terciopelo y es suave como brisa olímpica e insensatamente placentera como Venus. No ve formas, aunque las hay por montones. Está cegado en la absurda omnisciencia que baja por los ríos.

Hay ventanas cuadradas, pequeñas, sucias, aunque no lo suficiente para cubrir la noche. Las paredes son de invierno y hay baile de gaviotas por la tela de la cortina, ese trapo con olor a nuevo que se sumerge en las humedades del sillón. Se ve tendido en el suelo, con la cabeza reclinada a un costado que puede ser tanto izquierdo como derecho, parece que flota. Está solo, hace días que no sale. Y mira hacia todos lados con los parpados cubriéndole los ojos.

Siente puntadas de eléctrica prepotencia asirle los dedos de los pies, la pantorrilla y la pierna entera en un colapso de corriente intensa. No se mueve y han pasado horas. Una sombra negra se proyecta de su espalda hacía el techo. Se cree padre de la sutil sombra proyectada sin fijarse que las luces no dan para jugar con la negrura.

Es interesante lo que le dicen, aunque no entiende mucho. Las voces son como ecos. No ve a la gente, la intuye en su cabeza. Hay tantos lugares y detalles…

Y la sombra le succiona la cara, la jala hacía atrás. Y es como si le quisiese robarle el alma del cuerpo. No respira. Es una presión en el cráneo constante, insoportable.

Duerme.

Sigue durmiendo.

Está agotado.

Y se ve allí como fruto del pasado. Maduro, casi añejo, sin soltarse de la rama del árbol.

Es tanta gente y a la vez ninguna, que hasta en la locura tiene identidad.

Y se queda en el bosque, ciego.

Y se queda en la cama, triste.

Y se queda soñado, desde arriba y hacía abajo, borracho y omnisciente.

(Fin)


Nota: Si algún noble visitante de este blog, posee la problemática afición de escribir. Le ruego ponerse en contacto. A veces, he llegado a la conclusión, reunir locos con la misma locura no es del todo una mala idea. Eso. Gracias a la gente que comentó "Curvando la esquina", significo mucho para mí. Sentirse leído es una sensación agradable. Muchas gracias! Si mi prosa les puede ser de utilidad, no duden en pedirla! jejeje... Ah! Se me olvido el resto ¬¬. Bueno, quizás no era ni el momento ni el lugar.

Suerte a casi todos! G.L




viernes, septiembre 15, 2006

Curvando la esquina (versión completa)


Curvando la esquina

“El mundo es mío, Manny,
Con todo lo que contiene”
Tony Montana, Scarface


1989, al anochecer


Tenía la frente contra la ventanilla, los párpados casi cerrados y la piel palideciendo con la presteza de un zarpazo expedito en una jungla inaccesible. Afuera existía poco, salvo el anochecer escuálido que se plasmaba ya demasiado inminente para enmendarlo. El microbús corría con el semblante aniquilado, casi como un escombro confinado a moverse por un deseo ulterior y sumisamente aborrecible.
Sudaba frío y cada recuerdo de lo anterior, de lo que había obligado a coger el microbús más próximo, le envolvía por completo en una telaraña de sensaciones desagradables, imágenes inconexas de un hecho que no podía precisar del todo. La verdad se le escapaba de entre los dedos contra sus anhelos. Cerró los ojos y se concentró en vano en una figura agradable, en una fantasía inocente, inconsciente, lejana. Sobre todo lejana. Pero aún así le era imposible quitarse el sabor amargo en los labios. El vacío retenía emociones incomprensibles en un desfile de contracciones titánicas y destructivas.
Y en eso…
El autobús se detuvo y por primera vez notó que llovía. “Si no puede ser tuyo, entonces no se halla este mundo…”, recitó casi sin quererlo.
Estaba caminado por la calle obscura, el autobús se alejaba dejando en el agua una estela que desaparecía en el acto mismo de generarse. No había luna ni cielo ni nada.
Abrió la puerta. La besó sin amor, se quitó el abrigo, la corbata, el chaleco y los zapatos. Le pidió un café sin azúcar, prendió la televisión y cogió un periódico, sin embargo, no hizo cosa alguna más que mirar las gotas de lluvia por la ventana.
Fingía que dormía, le dio la espalda y fantaseó sobre esa película que tenía en la cabeza y que algún un día terminaría filmando.
Se lavó los dientes, la volvió a besar y le hizo el amor sin ganas.


1997, primavera

Descendió nueve escalones. Se imaginó el eco de un padrenuestro y miró las nubes pensando en el color de una canción que se le acababa de ocurrir. Y se quedo detenido escuchando el sonido de la respiración de las paredes, el retumbar sordo y metálico las pisadas en los escalones. “Si no tengo lo que quiero, entonces no quiero nada en lo absoluto”, murmuró con la voz a medias.
Dio un rodeo por el pasillo grácil de sí mismo, vadeó siete espectros y por poco colisiona con un corazón desprevenido. No despegaba los ojos de la ventana y de la tarde que será noche de un momento a otro.
Bajó de una nube cargada de lluvia y se sumergió en el vaso de agua mineral que se inventó antes de descender el décimo escalón. Pensaba en muchas cosas sin importancia, otras tantas innecesarias y unas pocas interesantes.
Y lo distinguió…
Fue un hilo de aire que le revolvió el poco pelo que todavía le quedaba, pero lo vio. Visualizó esa escena que lo perseguía hace años y que terminaría filmando tarde o temprano….

Se quedó dormido sobre un cuaderno nada prolijo y un poco amarillento.


2003, por la madrugada

Le gustaba escribir su diario en tercera persona, porque se sentía más cercano y a la vez más lejano de si mismo. Definitivamente esa era la sensación que andaba buscando y por decirlo así, era también una de las pocas cosas de sabía hacer bien. Por nada más que eso le nacía la fascinación mágica de entregarse por completo. Por nada más sentía esa explosión de júbilo estallar en su cabeza, esa locura de los dedos al estrecharse a un lápiz y trazar un millón de caracteres sin más significado que el de una figura volátil en la arena.
Pero ahora no era capaz.
El cuerpo débil, la tristeza que le truncaba el alma y le imposibilitaba encontrar su lugar en el guión de la rutina le impedía soltar el gorgoteo cadencioso de su voz y sus derivaciones infinitas.
Estaba de pie en la azotea, era de noche, era de día, el calor se mezclaba con la humedad fría y el tiempo retrocedía al encumbrarse en lo venidero, en lo ulterior.
Y era mentira…
Un cuento suyo.
El cuaderno amarillo y el lápiz y esa lágrima que casi lograba escabullirse por su mejilla y encontrar la luz apagada de la noche, que no era noche, si no más bien medio día o tal vez las diez y tres cuartos.
Le gustaba el helado azul y de chocolate. Tenía cuarenta y dos años.
Blasfemaba.

Enloquecía… (Silencio)…


1999, verano


Fue el mejor de tan pocos, que casi no valía la pena ostentar el titulo y la celebridad.
“Granada”...Escuchaba “Granada” en voz de Domingo y Pavarotti.
Bueno, como decía, era el mejor mentiroso entre tanta gente honrada, que no le era posible en lo absoluto sentirse orgulloso.
“Con te partiro”…Bocelli. Se alegró
Ahora inventa poemas de amor y cocina películas en la peluquería, mientras pinta un cuadro de siete esquinas y bebe un poco de agua con sal.
Y quizás fuese mentira,
Un cuento de la casa, suyo, tan suyo como el mundo y sus bolsillos. O tal vez no, y por el contrario, la normalidad palidecía en un agónico orgasmo fatal, asesino.
O Acaso… No había cuaderno.

2013, invierno

Con suerte se mantiene en pie. Da un giro en el aire, extiende su mano a una compañera invisible, inclina la cabeza, simula una reverencia y escucha el tango sentado al borde de la silla. Grita con los labios cerrados, se mueve sin despegar los pies del suelo y escucha el tango.
Dos días después no puede evitar que el muelle se derrita bajo sus pies. Y quizás tenga miedo y tal vez se quiera morir, mientras recuerda la película que nunca filmó, escucha las canciones que jamás compuso, recite los poemas que simplemente se atrevía a escupir con rabia y lea cuentos que vendieron su cuerpo al tiempo, a la mentira.
Siete horas más tarde, muy plausiblemente, se arroje al mar a sabiendas de haber fracasado y también llore con la sensación de odiarse.
Intentará contarse un cuento y aún así no podrá seducir el destino ni a la suerte.


1993, otoño

Se levanta a las seis, se cepilla los dientes con diligencia excesiva. Desayuna un vaso de agua con algo de azúcar y sale al mundo arrastrando sus heridas. Piensa en laberintos sin salida y en la flora intestinal, sueña que conoce Buenos Aires. Fantasea que es feliz siendo complacido por un vientre generoso, por enredos de pieles rosadas fáciles, pero se encuentra con la vereda atestada, con la calle transformada en una lata de sardinas y el recuerdo de la cama vacía que lo espera en casa.
Un halo triste asciende desde el suelo y le contrae el rostro en un pesar interminable, animal.
Una tristeza extraña lo mueve hacía imágenes incoloras, lentamente el sonido se retira de las veredas, de los árboles, de la gente. El desconcierto es un cáncer y crece como plaga celestial despiadada. Y es cierto, sólo hay blanco y negro y su cuerpo esfumándose con lentitud del mundo material.
Fabricó un adiós con la mano, frente a él se despeja un camino intrigado de locuras. El cuaderno se teñía de otoño, casi como diciéndole al oído que regresara, pero los dados ya estaba echados y no había absolutamente nada que hacer.
Algo había llegado para quedarse.
Creyó ver un ángel de tres cabezas, una zanahoria con frenillos y un par de nubes con corbata y esmoquin, y supo ya que era el autor que siempre había querido ser, el mundo era suyo y sus cuentos, sus cuentos también lo eran.

2013, invierno otra vez

Cantaba con más pasión que sentido de afinación. No podía arrojarse a las aguas frías, lloraba con amargura. Se incriminaba hasta el cansancio, y se maldecía, se odiaba a montones, sentía que las fuerzas le escaseaban y la capacidad de decidir se le perdía en mares de frustración y miedo.
Se mentía dulcemente, mecía su vuelo entre el olvido y las ganas de morir de una buena vez. Desfiló por su memoria un paisaje milagroso, el verde del césped brillaba con una intensidad indescriptible, y un par de mujeres investidas en blanco riguroso estaban sentadas a la sombra de un árbol tan dorado como las manzanas que contenían sus ramas, robustas extensiones cobrizas y musculosas. Y pensaba en el amor y también en Dios. Creía otra vez en lo imposible y de su corazón emergía a borbotones un torrente de energía… Pero estaba el río, la noche de invierno y el peso de los años sobre su cuerpo.
La indecisión era la soga que se anudaba al cuello como sentencia, ideas tristes le pueblan la retina. Y sigue dudando.
Pájaros de cartón sobrevuelan por la obscuridad, mira el horizonte. Respira, hay ráfagas de terciopelo que le abofetean la mejilla.
Va a saltar. No, se va a arrepentir.
- Sabía que vendrías aquí - le dijo una voz desde lejos.

1995, junio

Caminaba dueño de la vorágine del momento, era un caos regurgitado de un abismo perdido en la inmensidad del pasado. Fantasmales sensaciones lo dividen en mundos paralelos. Rojo, el cielo es rojo fuego y sus manos son hacedoras de fantasías.
Lo persiguen escarabajos de tiza, hombres de barro y espadas de papel. Veía cosas irreales. Al principio lo creyó como causa del torrente de su ingenio, pero las dudas y el descontrol le invitaban a sacar alarmantes conclusiones. Al principio sólo hablaba con soldados de plomo o muñecas de plástico. Luego, cuando se dio cuenta que su día era gobernado por seres de procedencia dudosa y se vio a sí mismo yaciendo con mujeres verdes y moradas, supo que las cosas no estaban bien.
- Abre los ojos- le dijo ella

2013, invierna, ella

Era ella. Venía desde lejos. Le toco el hombro, lo miró con preocupación exquisita. No le dijo nada más. Vislumbró una serie recuerdos añejos, la felicidad solapada se escabullía entre ellos con remordimiento y desconsuelo. Y se enterneció, frases sueltas la bendecían con luz y una llama inadvertida se encendía lentamente. “Esto lo has escrito tú”, quiso decirle, pero se contuvo.
Era ella, impredecible y a la vez no tanto. Magnifica, sabía, firme
- Esperaba que vinieras - le dijo él.

2006, Agosto

¿Correspondía esperar bajo la luz de una farola? Quizás, no conseguía responderse con claridad. El cielo era una cofradía azul cerrada, no había nubes, el aliento nocturno era tibio y por primera vez en demasiado tiempo lo insólito se ausentaba; las formas irreales detenían su ataque invencible. Sentía paz.
“Vuelvo a ser hombre” murmuró, y mientras los sonidos escapaban de su boca con la fuerza de una ansiedad vencida, siete pasos sucesivos y veloces destruyen de golpe el misticismo en el que había tomado vuelo hasta confines seculares y ordinarios.
“Había un margen al principio y deberá haber uno al final”, concluyó al enfilar retrospectivamente su historia. ”Nada ha cambiado, sigo estando aquí y todo lo que ha pasado es dramáticamente reversible”.
Alguien a sus espaldas parece que se reía.

2000, Escupido en la calle

Era genialidad y desconcierto.
Afuera amainaba el río de gente que se interpuso entre la calle y su forma escurridiza. Payasos sonrientes lo vitorean al pasar, ve pájaros de papel cruzar la noche como estrellas de insólita violencia. Y curva la esquina sin pensar, avanzando con torpeza, retrocediendo inmediatamente después.
Sentía que su búsqueda esta totalmente viciada. Su relato, en aquel cuaderno amarillo, perdía un intangible sentido, su escuálido objetivo final. Y notó que bajo su pluma había descripción vana y confusa, no se movía un paso en el tejido de su único y sufrido personaje, él mismo. Era una dinámica rutina, una sagaz repetición.
"Todo se mueve, menos mi historia", dijo. Y antes de pronunciarlo lo había escrito. No percibió aquel sutil detalle.
Ruidos de colores, una gran puta morada, nubes de corbata, atados de sueños con gomina sobre la cabeza, manzanas con minifalda y un trueno de cielo partido en siete bocinas histéricas: "Quítate del medio de la calle, cabrón". Le dijeron.
Se vio acorralado por automóviles de paciencia escasa, voló a la vereda. Ojos lo miran con reproches sangrientos; Y se ve corriendo con esa mortecina locura suya que parecía no detenerse nunca.
Se terminó escribiendo de espaldas, en un atado de rabia, momentos después.


2034, Intervención del testigo

Se llamaba Gonzalo y su presencia en la historia es despreciable, salvo un detalle que enlaza el desorden temporal y espacial en el diario del autor. Dijo sólo unas frases, pero fueron más que suficientes para hacer verdadera esta historia tantas veces cuestionada.
Y dijo: “Lo único que vi fue a un hombre y una mujer discutiendo en el muelle, el resto lo desconozco por completo. Es más, es tan variable todo lo que percibí aquella noche, que de haberme demorado un minuto más en llegar, les aseguro que hubiese vivido otra historia y otro final totalmente alternativos al original”.


2013, final primero

- ¡Despierta! – le dijo ella, mientras todo se fundía en papel acartonado.
Pero el autor no escuchaba, ya no estaba ahí. Era prisionero de sus personajes increíbles y de magias totalmente incontrolables. El piso le temblaba. Y de grietas sanguinarias en la tierra brotaban a escupitajos espíritus ennegrecidos. Fantasmas de sombras errantes. El cielo era una tajada de una noche y las ráfagas de aire eran paulatinamente calentadas por un fuego que parecía proceder de ninguna parte.
Había ladridos.
Perros con cabeza de hombre farfullan con la negrura encrucijada al sonido, al rugir de una bestia completamente inexistente y por ello más peligrosa aún.
- Por favor, escúchame....sal de ahí... – replicaba ella con la voz golpeada por un martillo, resquebrajada por la punta de un zapato arrastrado por un desfiladero cruento- te necesito aquí...
Pero el autor ya no era autor de nada.

No tenia cuerpo. Era una piedra en un camino de piedra y sobre él la gente desfila. Hay mucho sol sobre las cabezas, el aire es seco, el calor casi ni se aguanta. Parece que hay cantos de victoria. El cielo no es azul...
Iba a la deriva, el camino de piedra iba en picada hacía ninguna parte. Y a vuelo de pájaro se asoman alientos brillantes.
Frases inconexas, sin contexto; No hay tiempo.
- Sal, despierta.
- El problema creativo es básicamente...
- Te necesito aquí.
- La necesidad de una ausencia tantas veces ansiada. Y bueno...
- No hables bobadas, vuelve al mundo.

Está de pie en una calle sin nombre, está ahí y muchas partes. Se observa incluso desde fuera, de otra esquina. Y se mira a sí mismo desde la estratosfera del ensueño. Siente olores que nacen de las cosas, que envuelven los objetos en colores y que conforman una estela que cubre la naturaleza desnuda de lo cotidiano. Siente el escenario consciente de las gentes que respiran y piensa en lo tantas veces pensado y repite frasees suyas gastadas por los años de ficción.
A sombras, con los ojos meditados y gran esfuerzo, se escurre por las cortina de la tinta y revela que hay un río que corre y una mujer que lo reclama.
No puede hacer nada.
Escucha suplicas de corazón abierto y le embarga un puñetazo aturdidor de sentir explosivo y definitivo.
Se ahoga. Es un Arquímedes imposible, el agua no sale de la copa, sino que entra a torrentes delgados, como si se tratase de un abismo. Hay tanta agua y gas, que su mente divaga entre sirenas y tritones.
Su tamaño es reducido y disminuye tan rápidamente que pronto se verá rey del mundo atómico y su detalles. La copa se le asemeja a miles de mares y cielos revueltos. Hay tanta agua y gas, hace tanto frío.. todo es críticamente uniforme.
Y hay murmullos desde otro tiempo y el velo se ensombrece .
El cuaderno amarillo es inmenso.
Y en eso...

(Continua)

2013, final segundo

Tenía la expresión dura, como si el pensamiento la envolviera por completo, los labios apretados, juntos. Y sus ojos eran agujeros galácticos intrincados, casi eternos. Avanzaba con el paso lento y decidido, poseía eso si un talante atleta innegable. Todo en ella era agilidad y desconcierto. El autor la reconoció sin verla ni oírla, atendió primero a una punzada deliciosa en el corazón, inmediatamente después a la sensación nerviosa que lo hacía vibrar al unísono con el universo.
Por un momento no se dijeron nada. Existieron frente al río como personajes ajenos a todas las historias. Pudieron haber estado destiñéndose por millares de años, pero ella rompió el silencio.
- Vengo a verte morir- le dijo sin escándalo.



Fin segundo





2013, final tercero.


Se despertó sintiendo las sabanas livianas. Estaba consciente, pero se negó a levantar los párpados. Tanteó por la cama como una gacela perdida en una pradera alternativa. Y encontró un cuerpo difuso, lo atrajo para consigo; no hubo resistencia. Se adueño de una forma etérea. Y se perdía...se perdía.
Se despertó con una aspereza que le trepaba por el pecho. Manos frías lo enlazan por el cuello. No quiere abrir los ojos, porque tiene miedo. Y se concentra y se va...
Se despertó con veneno en la boca y el cuerpo mojado. La cama era un barco en mares turbios y cerrados. Siente frío.

Se ve hundiéndose en el río, en un nudo de gritos ahogados, pataleando inútilmente hasta quedarse sin vida. Una mujer lo mira corrompida por la pena y quiere estar con ella, pero se hunde y se va.

No abre los ojos.

(Aplausos)


Fin tercero





2013, final primero.

Y en eso...
Cuando el mundo se le hacía terrible y todo se desvanecía en terror, un beso le cubre la boca y ya no le importa si es hombre o sólo una piedra del camino, ya no le interesa si es real o un invento.
- Te quiero – le dijeron.
Y el mundo se le dibujó de nuevo, podía sentir hasta el más mínimo detalle. De a poco fue descendiendo hasta la más sutil firmeza. Y no vio nada maravilloso sobre la tierra. Ella era una forma corriente, pero...
El rubor le brotó a las mejillas lentamente y Dios estaba ahí.
- Necesito tu amor – respondió él.
Y Dios iba hacía todas partes por todos lados. Y la salvación era eso, aquella mujer corriente, en esa noche ideal y nada más se necesitaba para ser feliz. Los cuentos era sólo cuentos, y el amor simplemente el remedio más sorprendente.
Antes de pronunciar la palabra que tenía en mente, otro beso lo interrumpió y ya nada importaba. Las hojas corrían solas, el cuaderno se hacía viejo; había tanta vida y tantas sonrisas que pensó que moriría de tanta alegría.
Y gritó antes de desaparecer.
Y siguió gritando mientras la tinta se escurría y los colores se hacían nada. El escenario se caía a pedazos y todo era trazos grafitos que se borraban con el viento.
Y lo único que vio fueron las letras que se marcaban a las hojas. Su destino fue sellado cuando el final se marcó al fondo blanco...
Y así, inmóvil al final de la historia, se guardó en un ordenador y fue impreso dos días después para caer en el fuego y ser borrado de la historia del mundo.


(Muchas gracias a todos)


Fin primero

FIN


Nota: Escribí el final esta noche a punto de quedarme seriamente dormido, porque sé que esta es mi última oportunidad de hacerlo.
No quiero que mi trabajo guste, sólo quiero intentar hacer algo diferente. Si erró por ello, amén aquí y ahora, porque no voy a rendirme jamás.
Mis fallas como escritor son mis trancas personales. La impureza de mi prosa es la turbulencia de mi corazón. Mi lucha apenas ha empezado hoy, espero que no termine nunca.

Con toda la fuerza,
Gonzalo López.

lunes, septiembre 11, 2006

domingo, septiembre 10, 2006

Lo sabido: el pecado de la omnisciencia.

Y bien, antes de derramar lo que sea, anuncio que explicación no voy a dar ninguna. Es más, me dirigiré a un lector lejano en una tierra cercana y a entendedores ilusos de ideas extrañas.
Y dice así:
Tengo una fatal noticia.
Se me quiebran los sentidos recordar en estos momentos los hechos claros y precisos, porque no existe nada tan tremendo en mi memoria, que me obligue a descender sin pausa hacía sombras austeras y maliciosas. Nada, repito, que tenga la facultad de destruir tanto bien como negrura en la bóveda cerrada de mi sentir.
Sí, ha muerto.
Y lo digo con simpleza, porque no reacciono aún. Me es una realidad de cuento, pero también no lo es. Lo sé, y quizás siempre lo supe, no obstante, me reniego con una tozudez emocional incontenible a creerlo.
Ella ya no existe.
Se borrará de los templos de Roma, arderá en fuego y fallecerá mil veces en cruces sangrantes y clavos que yo mismo me encargaré de martillar con desconsuelo y rabia.
Sí, adivinan con exactitud, yo la he matado o la mataré en breve. (Cosa de tiempo o de ganas de escribir)
Y he disfrutado hacerlo. Era simplemente un acto de supervivencia , o la borraba con temple del escenario o mi alma entera sucumbiría corrompida a males de amor insoportables.
Fue así que con la decisión en mi mano, la eliminé de mi mundo literario con soberanía absoluta.
Y di el ardor a una religión nueva, donde su figura es despreciable y se le escupe como a una peste medieval mortal e injusta.
En eso estoy ahora, con el afán de conseguir sobrevivir a la autodestrucción de todo y después, a pesar de todo, tener la fuerza suficiente de rehacerlo todo de nuevo con mayor genialidad.
Sí, a ti te lo digo y aunque no te interese nada o nunca lo leas, has dejado de ser dueña de los epígrafes y las líneas. Te repudio como musa, te maldigo en vena de tinta y te bendigo en carne.
Púdrete en la prosa, que por lo menos de mi mano sólo saldrá negrura al aullar tu nombre. Soy tu enemigo declarado en Dios y todas las leyes. Mi única alegría es tenerte lejos y tu infelicidad me llena de regocijo.
Aún no te detesto, pero ruego que pronto así lo sea.

miércoles, agosto 30, 2006

Final segundo

Era un muelle en invierno, hacía frío. Y mientras se frotaba las manos con resignación, se preguntó por los menos de cuatro formas diferentes el por qué había saltado de la cama, a las dos de la mañana, con la convicción de que su esposo estaba apunto de cometer la peor de sus locuras. Quizás era instinto femenino o la nada despreciable deducción lógica en base a un centenar de antecedentes diarios. “O tanto lo conozco que...”, detuvo la frase antes de pronunciarla. No quería llegar a ese punto, no a estas horas al menos.
Volvió a su mortal presentimiento y saco de su bolsillo la hoja, lo último que había escrito el autor antes de salir hace unas cuantas horas.
Un presentimiento la atrapa desde la cintura, voltea. Lo vio con la mirada perdida y lleno de esa cosa suya que parecía hacerlo resaltar de cualquier manera. “Y pensar que alguna vez lo quise tanto por eso”, murmuró contra su voluntad. Por un momento sintió que lo amaba, pero..
- Oh, Azarel mía, llévame a tus lunas de cartílago – invitaba el autor a una forma inexistente – bailaremos el tango de la tierra y si quieres inventamos una canción nueva...
Pero al oírlo parlar sus mundos incompresibles, le afloró la razón que tanto la instaba a detestar a ese hombre. Y frunció el ceño y su corazón desnudo emergió a la superficie con las heridas sin cicatrizar. “Pudimos haber sido tan felices, ¡Idiota!, no necesitabas ser un escritor fantástico para ganarte mi amor, ya lo tenias...” , pensó con dolor, casi lloró.
Avanzó hacía él insegura y aún rabiosa. “Y bien, ya estoy aquí ...¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer? Darle un beso en la frente y aquí no ha pasado nada, ¡ Y qué! Fingir que soy una musa imaginaria y vivir con él en su empresa despiadada...No sé que hacer con esto”, Alegó con gran energía, lo detestaba hasta lo más profundo, pero así también lo quería con una potencia ciega e irracional. “Es mi autor”, dijo a media voz con un matiz sentimental inescrutable.
Todos los años de compañía se reducían a eso. “Es mío”, repitió con vergüenza, “Malo, bueno u inclusive loco, es mío. Me pertenece, soy la única que lo comprende”. Si darse cuenta ya estaba al lado del autor y él la miraba con la atención puesta en otro mundo.
- Esperaba que vinieras – dijo simplemente.
- La editorial ha llamado en la tarde, dicen que van a considerar tu última entrega – mintió ella – sólo quería que lo supieras.
- Eso es mentira. – replico él sin apuro.
- ¿Vienes conmigo a casa? – inquirió ella falsamente distraída
- No sé, ¿Debería?
- Tienes escribir en tu diario, ¿No es así?

Esa noche caminaron de la mano por entre la niebla.
Nadie les volvió a ver.


Posdata: Le dedico este final alternativo a la Conata! xd! y bueno, espero q nos vayamos luego a guanchimingolandia, porque ... ¬¬ quiero una lindas vacaciones! en fin... suerte a la mayoria!

sábado, agosto 19, 2006

Desde mi ventana

miércoles, agosto 02, 2006

Sobre la recopilación:

La idea acaba de surgir, y tengo que admitir que es la única certeza que he tenido en el último tiempo. Sé que la estructura misma de estos relatos no es pegajosa ni agradable. No son cuentos bien acabados en lo estrictamente literario y están lejos de agradar a no más de tres personas entre cien, pero eso me tiene con tanto cuidado como el prologo del Cuentista perfecto de Quiroga. Es decir, me importa bien poco.
Estos relatos son tan míos como yo de ellos. Pues aunque les confiera sistemáticamente la vida con desdén y descaro, paso a necesitarlos tanto, que dudo de mi autoría y llegó a cuestionar quien existe en el papel y quien no. En resumidas cuentas, los relatos de esta recopilación me gustan, los leo a menudo, me rió y los disfruto. Y por eso y únicamente por eso, están reunidos en estas páginas. Mi ambición no es hacerlos ridículamente públicos y es bien probable que sean exclusamente de mis lecturas. Pero si no fuera así, tú, lector forastero, prométeme que me guardaras el secreto. Sin importar la manera en la que esta recopilación haya llegado a tus manos.
Me lo guardaras, porque si rompes tu palabra, lo sabré. Y te aseguro que no querrías que lo supiese. La literatura es reciproca. En los párrafos de una escrito cualquiera, puedes conjeturar: Oh, el autor le pasado esto u aquello, y por eso ha descrito así esta escena. Si, eso es cierto. Pero así también, cuando duerma tu voz me llegará al oído y conjeturaré: El lector ha recordado este u aquel suceso al leer mi párrafo, por eso ha emitido tal comentario. Ya lo sabes, ahora sé cauto.


Nota: en los dias q siguen subiré algunas de mis creaciones preferidas. Advierto, son de gran extensión. Bueno, me felicito por mi cumpleaños...jaja!
Suerte a casi todos! GL

martes, julio 25, 2006

Extracto 2

Era un tango carraspeado con años de maestría, era insolente y mal pronunciado, con más sentimiento que mil corazones latinos; más viejo que el mundo .Era poesía y amor, también noche. Abría senderos obscuros con una frecuencia rabiosa, un vozarrón de bandoneón apabullado y, a la vez, era la seguridad aterradora de un rayo misterioso.

El sonido venía desde lejos. Era un aliento insólito, todo podía acontecer. La hoja de esa noche de invierno estaba completamente blanca, la pasión, la tinta, y el corazón…


Pd: Un adelanto de mi último trabajo. Saludos a casi todos! Visiten el fotolog de mi curso:
http://fotolog.com/3roa_lnsr

miércoles, julio 19, 2006

Junio

Caminaba dueño de la vorágine del momento, era un caos regurgitado de un abismo perdido en la inmensidad del pasado. Fantasmales sensaciones lo dividen en mundos paralelos. Rojo, el cielo es rojo fuego y sus manos son hacedoras de fantasías.

Lo persiguen escarabajos de tiza, hombres de barro y espadas de papel. Veía cosas irreales. Al principio lo creyó como causa del torrente de su ingenio, pero las dudas y el descontrol le invitaban a sacar alarmantes conclusiones. Al principio sólo hablaba con soldados de plomo o muñecas de plástico. Luego, cuando se dio cuenta que su día era gobernado por seres de procedencia dudosa y se vio a sí mismo yaciendo con mujeres verdes y moradas, supo que las cosas no estaban bien.

- ¿Pasa algo, cariño? – le dijo ella.



nota: quiero una musa ahora!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
jaja, no broma. eso!
me falta inspiración!

domingo, julio 09, 2006

Lo interminable

Al piso, la tierra, la boca, la saliva por las comisuras de los labios, sangre, puño, espalda y noche. Fue rápido, siempre es rápido. Intenta no abrir los ojos para que lo den por muerto. No se mueve, aguanta la respiración y se llama Gabriel y tenía doce.

El otro, el hombre sin nombre, afilaba sus ojos al amparo de la luna amarrilla, parecía un licántropo y tal vez lo era. Nunca decía mucho de nada. Su vida era un acierto incierto del destino, intrigaba.

- No deberías estar despierto. ¡Duérmete de una vez! – dijo Debbie.

- Mañana. Mañana.

Y ahora es un futuro aguado y sucio, lleno de porquería. Es de día y el sol casi brillaba. Las nubes medios obscuras, medio grises. La gente media mala, media buena. Y él, medio vivo, aunque más muerto. ¡Que así sea!

- ¿Te sientes bien? – inquirió Debbie sin preocupación.

- Mañana…o pasado.

El callejón era húmedo, olía a mierda. Tenía la bragueta abajo y esperaba que no lloviera. Ella gritaba y pedía auxilió, nadie la escuchaba o si lo hacían, no les importaba. Le arrancó la ropa interior de un tirón.

Y ella gritaba.

- ¿Me quieres?

- No sé.

Las olas rompían las piedras, arañaban sus piernas. Nada. Y corría el viento sin fuerza, y la arena se levantaba sin querer flotar en el aire y el cadáver y el cielo y la lágrima y más olas.

- Por favor, déjame quedarme – dijo Debbie.

- Mañana.

“Quizás esperar no fuese una buena idea, pero cómo podía evitarlo”, se dijo el viejo, mientras observaba el edificio en llamas. Sabía que todo era responsabilidad suya. Él, Bruno Amador, se había equivocado por primera vez. Sacó el revolver del bolsillo de su cinturón. El juego aún no terminaba.

De lejos los pasos, los pasos de la muerte y de las balas.

- ¿Tanto te cuesta creer?

- Tal vez.

Fin!

Nota: jajaja...sí, es una chifladura mía. Al que entienda algo le doy un regalo. Eso.

lunes, julio 03, 2006

Palabras extrovertidas del autor

Holas!!!!, no tengo relatos para hoy, pero si unas ganas enormes de escribir para los anónimos viajeros virtuales que puedan conocer este blog.
Quiero contarles que estoy terminando el más ambicioso de mis cuentos, y eso me hace muy feliz. Logré al fin ordenar la ensalada de mi cabeza y dejar atrás sentimientos absurdos y fortuitos; conseguí vaciar mi corazón otra vez, lo que esta muy bien.
Esto es lo más extrovertido que puedo hacer, y es extraño que lo diga, pero es la primera vez que efectivamente ejecuto esta faceta.
En fin, a la joven de los mensajes anónimos y extraños, quiero decirle que no borro sus mensajes, que si supiera quien es no sería descortés con ella y que estoy bastante intrigado por su identidad, independiente de la broma que encierra su conducta. Eso, motivos literarios y razones confusas, me hicieron escribirle algo que me gustaría entregarle personalmente.
Ehh...a quienes se dan el trabajo de comentar de vez en cuando, en forma más o menos regular, muchísimas gracias. A Daniela, iza, Sr. Eduardo Cavieres, Mane, Michelle y la Srta. desconocida...Gracias! Me inspiran a trabajar con fervor y bríos renovados. Mi modesta obra es para y por ustedes.
Alegría a todos, felicidad y mucha fuerza...el mundo es de ustedes, tómenlo!!!!!

Suyo,
El Autor (GLR)

viernes, junio 30, 2006

Literales y tres cuartos

Y se podría decir que el enveno inunda la copa, que la sustancia deliciosa y mortal me llena de sabores extraños.
Y desde el suelo me pesigue un presentimiento que me agarra los talones hasta colgarse de mis tobillos, me rasguña los muslos y me muerde las tripas. Se cobija en mi pecho e intento atraparlo, pero trepa por mi garganta. Sale por mi boca como un suspiro, vuelve a entrar con descaro y continua su travesia, se acopla a mi cerebro y transmite ordenes extrañas, desconcertantes.


Nota: Cosas sin sentido, errores y sorpresas agradables...y quizás no tanto. En fin, no quiero creer, pero lo hago. No necesito ilusiones como las que tengo, apensar de que he intentado matarkas con decisión, retornan...se quedan, nunca me abandonan...y no se detienen.
Uff...

viernes, junio 23, 2006

Espalda, frió, invierno y noche

Hay un hilo delgado que se enreda solo, que no es manipulado por nada. Y un millón de puntos cruces que se trazaban al sentir, al perder, al no escuchar que lo que de verdad importa es el amor. Y si nadie lo atiende, que no valga, la razón es más fuerte que el deseo y que la rabia, que el desconsuelo.

Tengo la mirada prendida a la forma maravillosa, al templo precioso del ser femenino y que todos lo sepan: Es la mejor de todas, para ella no hay símil en este universo y en otros mejores a este. Es una excepción a las reglas, a las medidas, a los sentidos…es un astro increíble que vino a caer aquí para mi y a deleite del creador.

Y si, la quiero. Me muero por estar al tanto de la verdad fría, y aún así la vuelvo la querer y nada me importa; Si está conmigo puedo vencer a quien sea, crear lo imposible, y sí, con ella soy un genio fuera de control, un maestro terrible del amor.

Es lejos la luz que produce todos los procesos, ajusta todos los sistemas, regula la vida por completo y recorre el vacío de un punto a otro. Es infinita, no para.

No es mía, pero le pertenezco. Soy suyo y mis energías son energías para abrazarla, para retener sus recuerdos y escribirle como un loco. Autor soy para dejar testimonio de su paso en este mundo, que sin su presencia es sucio, es repudiable y hasta incomprensible.

Es porvenir, es…pasado. Se fue, cerro la puerta al salir.

Cierto, lo olvidaba.

Tan sumido estaba en el sentir, que la realidad se me disipaba.

Es de noche y no sé donde estoy.

Tengo frío, hambre. Estoy sediento de ella, la quiero, aunque este lejos de mi espíritu, a pesar de la historia, de la sangre, de la piel, de los huesos y de los errores.

Otra vez me perdí en el relato, creo. No me doy cuenta, es que sale de mis dedos Aunque quizás no sea bueno que lo diga…

Su voz, oh rayos, escucho sus palabras cariñosas y me elevo al enésimo cielo y toco el último de los ángeles colorados. Oh, y su cabello como cascada de truenos negros, un torbellino de ideas electrizadas.

¡Y la veo! Aparece de la nada, ¡imposible! Está aquí, gracias, oh, gracias. Es ella y camina sin sonreír. Me encanta, me fascina. Única, es realmente especial, me hace vacilar, vivir, esperar y sufrir. Avanza como traída por el vendaval del destino, por el descaro del momento, qué se yo…me evoca emociones fuertes, soy feliz siquiera al adivinar sus pasos, al dibujar sus labios al hablar, al escuchar mi nombre en su boca, el saber que piensa un segundo al menos en mi. No sé si me odia, pero si así lo fuera no me importaría.

Diablos, ya estoy diciendo bobadas otra vez, en fin, si aburro es cosa de cortar la lectura aquí; juró que no me voy a ofender.

Es ella la que me invita a caminar sin rumbo por caminos solitarios. Sin embargo, sin embargo… ¡Ahí está! Se acerca…me llama, ¡Mierda!, me mira y como me mira. Desciendo lento, asciendo rápido y reviento y me reinventó. Corro, la quiero precisar entre mis dedos y comprobar que es ella y no otra. Imagino que me quiere, y sonrío, y soy capaz de cambiar el eje de la tierra, derrito los hielos, fusiono los mares, fabrico millones cuentos perfectos. Y me alcanza la vida para vivir tres y cuatro y hasta cien veces seguidas.

Resbalo, caigo, estoy tendido en el suelo húmedo, obscuro. Y me abrasa como la muerte, absorbo sus olores, sus flores, y es como la muerte, me quita despacio de mi cueva negra y me hace surgir a la superficie. Quiero hablar, pero no puedo. Es ella, es preciosa, me dan ganas de invitarla a bailar en la luna…pero no puedo, es como la muerte, pero no me interesa.

Soy feliz, si es ella y aunque me odie, soy su autor.

Fin

miércoles, junio 14, 2006

La mejor de todas

Amiga, te quiero.

Y sobre ese pedestal exquisito, junto con toda la fuerza y la alegría que contengo, voy a construirte un mundo nuevo bajo este punto y esta prosa. ¡Cumples años!, alegría inmensa que le recuerda al tiempo lo bueno de ser tiempo.

Oh, grandiosa amiga, inspiración mía, sonríe en este día que difícilmente acabará pronto. Mira, que los cielos se desnudan, que la miel se resbala por tus dedos y que mil y un duendes te sostienen por los aires. ¡Flotas! ¡Oh, increíble compañera! El mundo despierta al compás tranquilo de tu voz, cada verbo tuyo levanta y enciende corazones. Tus ojos son el caudal que limpia las almas y exalta su plateado camino.

Eres la naturaleza, la tierra te abrasa como madre, los bosques te cobijan con su manto.

Y esto recién comienza… El autor, 2 de junio de 2006

( el resto de la carta queda prisionera en mi memoria)


posdata: a lo que aún sobrevive de ella, la mejor de todas.

jueves, junio 08, 2006

Te doy abril con sabor a junio…

Es una pluma que cae del cielo, no se detiene. Viene desde lejos. El hombre la de ventana la mira como si el mundo fuese a acabarse. Siente mil temblores en su pecho, agujas enderezan su postura hacía el infinito. No parpadea. Tiene una idea extraordinaria a punto de salírsele de la boca…

Llaman a la puerta…

Es Lucía.

Es una de tantas. Pretende lo que muchas otras. Sonríe, espera cosas. Tiene ganas de derribar la puerta, buscar al hombre de la ventana, preguntarle…pedirle el consejo que sueños vio tan claro.

Abre la puerta.

Es Lucia.

Lo sabe, ya la conoce, nunca la ha visto. La invita entrar. La pluma cae como tiene que hacerlo, abandonándose al mundo como una promesa. Y la pluma piensa, medita, es un arco de luz que brilla por la idea grandiosa de enlazar mil hechos; es una conclusión aniquilante.

Duda.

El hombre de la ventana suspira. Lucia ya no ríe. Y se quedan de pie. Juntos. Y la pluma los espera y también los mira y los quiere, pero no se diente, sigue fallando por el cielo, como el meteoro que al tocar la superficie reunirá los engranajes de un cambio sorprendente.

fin

pd: un día desastrozo es salvado por el encanto preciso de la literatura. Gracias, muchas gracias al primer y último hombre q escibió. Y tambien a "iZiiTahh", sin su pequño eslabón esperanzador, habría sucumbido en el tonelaje de mis engranajes raros y complicados una vez más.


sábado, junio 03, 2006

lunes, mayo 29, 2006

Gran Paro Nacional de Estudiantes Segundarios

Uff...que día más largo.
Mañana se levantan mil voces contra la noche, y el temblor de millones de inviernos va encontrarse en la plaza, en las vestiduras de escudos diferentes, amparadas en la luz de la misma estrella.
Oh, que día ás tediosamente largo.
Peligroso, impredecible.
El mundo se acaba de un momento a otro. Lo impensable es la sangre que se vendió a las probabilidades.
Y aquí, desde lejos...
desde afuera...
Poco ahora, menos despues...
siete hojas sulfuradas prenderán las almas hasta elevarse a lo infinito.
Un lamento...
Y aquí...la eternidad.

sábado, mayo 20, 2006

Singing in the rain...


He abusado del texto y de la pluma en este blog...bueno, para alterar el guión persuasivo de la rutina:una fotografía junto a unos compañeros.
Eso.
PD: el interescolasr fue un desastre...T_T

lunes, mayo 15, 2006

El engranaje

El aire se desmoronaba como un caudal de agua fría, había niebla y un hombre que caminaba sobre ella. Piensa, esa sombra con forma piensa. ¿Qué trama teje el hombre sin nombre? Imposible saberlo y casi no importa. Susurra un reclamo contra su suerte, que de suerte tiene a tientas el apodo y la intención, porque…

Lo que de verdad sentía era la noche, su compañera furtiva, esa nube de la que se aferraba en instantes como este, donde la niebla era la seda que protegía su alma del resto de la tierra.

Sobre el mundo, ayer, su nombre, el olvido.

FIN


pd: el miercoles tendré los resultados del interescolar de cuentos!! Ansia, ansía...expectativa, sueño...eso.

sábado, mayo 13, 2006

CASI INEVITABLE

Nota: despues de juntar varios relatos cortos(varios publicados aquí), aparentemente inconexos, nació este cuento para un el interescolar. Es el segundo concurso literario al que voy, espero tener fortuna esta vez.
Eso.

EL FABRICADO


Le gustaba escribir su diario en tercera persona, porque se sentía más cercano y a la vez más lejano de sí mismo. Definitivamente esa era la sensación que andaba buscando y por decirlo así, era también una de las pocas cosas de sabía hacer bien. Por nada más que eso le nacía la fascinación mágica de entregarse por completo. Por nada más sentía esa explosión de júbilo estallar en su cabeza, esa locura de los dedos al estrecharse a un lápiz y trazar un millón de carácteres sin más significado que el de una figura volátil en la arena.

Pero ahora no era capaz.

El cuerpo débil, la tristeza que le truncaba el alma y le imposibilitaba encontrar su lugar en el guión de la rutina, le impedía soltar el gorgoteo cadencioso de su voz y sus derivaciones infinitas.

Estaba de pie en la azotea, era de noche, era de día, el calor se mezclaba con la humedad fría y el tiempo retrocedía al encumbrarse en lo venidero, en lo ulterior.

Y era mentira…

Un cuento suyo.

El cuaderno amarillo y el lápiz y esa lágrima que casi lograba escabullirse por su mejilla y encontrar la luz apagada de la noche, que no era noche, si no más bien medio día o tal vez las diez, quizás las cinco.

Le gusta el helado azul y de chocolate. Tiene cuarenta y dos años.

Blasfema.

Enloquece… (Silencio)…

Y luego descendió nueve escalones. Se imaginó el eco de un padrenuestro y miró las nubes pensando en el color de una canción que se le acababa de ocurrir. Y se quedo detenido escuchando el sonido de la respiración de las paredes, el retumbar sordo y metálico de las pisadas en los escalones. “Si no tengo lo que quiero, entonces no quiero nada en lo absoluto”, murmuró con la voz apagada.

Dio un rodeo por el túnel menudo de sí mismo, vadeó siete espectros y por poco colisiona con un corazón desprevenido. No despegaba los ojos de la ventana y de la tarde que sería noche de un momento a otro.

Bajó de una nube cargada de lluvia y se sumergió en el vaso de agua mineral que se inventó antes de descender el décimo escalón. Pensaba en muchas cosas sin importancia, otras tantas innecesarias y unas pocas interesantes.

Y lo distinguió…

Fue un hilo de aire que le revolvió el poco pelo que todavía le quedaba, pero lo percibió. Visualizó esa escena que lo perseguía hace años y que terminaría con él tarde o temprano….

Se quedó dormido sobre un cuaderno nada prolijo y un poco amarillento.

Se inventó un grito de espanto y por poco podía sentir que volvía al pasado y estaba ahí, mentalmente tendido en la cama, escuchando inmóvil e impotente. Otro grito, era su hermana. Esta vez casi tembló, casi emitió un suspiro entrecortado, titubeante. Pero aún así estaba inmóvil, con el cielo más arriba y el mundo más abajo; flotando. Suspendido y expectante a los sonidos, cabalgando por las paredes, amoldándose al vacío y de vuelta en su cama. Y de su cama, en un torbellino refulgente de sensaciones meteóricas, al presente inmediato de la escalinata y a la fuerza sobrecogedora que lo absorbía por completo.

Pero no terminaba ahí. Tenía la ficción engarzada a la palma de las manos, el lápiz en la cabeza y las palabras de su día desdoblado. Aquel día vivido dos veces…escrito y reescrito hasta al cansancio en ese cuento suyo de nunca acabar.

Y era mentira, simplemente porque ya estaba dicho que así fuera.

El cuaderno amarillo lo mira desde la esquina, allí esta todavía mordiendo en anzuelo de las horas y de la ficción. Es casi como una retahíla fantástica unida por los hilos de un destino anónimo y determinado a sobrescribirse, quien sabe hasta cuándo y por qué.

El resto, lo que sigue, es literatura.

martes, mayo 09, 2006

Mordiendo el anzuelo

Fue el mejor de tan pocos, que casi no valía la pena ostentar el titulo y la celebridad.

“Granada”...Escuchaba “Granada” en voz de Domingo y Pavarotti.

Bueno, como decía, era el mejor mentiroso entre tanta gente honrada, que no le era posible en lo absoluto sentirse orgulloso.

“Con te partiro”…Bocelli. Se alegró

Ahora inventa poemas de amor y cocina películas en la peluquería, mientras pinta un cuadro de siete esquinas y bebe un poco de agua con sal.

Y quizás fuese mentira,

Un cuento de la casa, suyo, tan suyo como el mundo y sus bolsillos. O tal vez no, y por el contrario, la normalidad palidecía en un agónico orgasmo fatal, asesino.

O Acaso…


No había cuaderno.


Con suerte se mantiene en pie. Da un giro en el aire, extiende su mano a una compañera invisible, inclina la cabeza, simula una reverencia y escucha el tango sentado al borde de la silla. Grita con los labios cerrados, se mueve sin despegar los pies del suelo y escucha el tango.

Dos días después no puede evitar que el muelle se derrita bajo sus pies. Y quizás tenga miedo y tal vez se quiera morir, mientras recuerda la película que nunca filmó, escucha las canciones que jamás compuso, recite los poemas que simplemente se atrevía a escupir con rabia y lea cuentos que vendieron su cuerpo al tiempo, a la mentira.

Siete horas más tarde, muy plausiblemente, se arroje al mar a sabiendas de haber fracasado y también llore con la sensación de odiarse.

Intentará contarse un cuento y aún así no podrá seducir el destino ni la suerte.


nota: "el que tenga oidos, que oiga; ¡Que así sea!"

domingo, mayo 07, 2006

El frío es oscuro y te desnuda

Y estoy aquí otra vez. Hay más noche y menos ruido. Nancy Sinatra me invita a disparar palabras y quizás en el siguiente párrafo no me resista y exploté en esa verborrea mía que a nadie le parece importar. O tal vez me niegue y cada frase inminente sea un eco falso, reprimido. Acaso siquiera estoy vivo después del punto seguido o la coma que aguarda a la vuelta de la esquina. No quiero saberlo y tú, tú que lo sabes no pretendas advertirme nada. Prefiero ser consumido antes por el misterio que por la muerte presurosa, esa sin remedio ni consuelo

Y voy hablar de lo que se me da en gana, porque esta noche el tiempo se derrite en mis dedos, se me desliza por los labios y me sangra por heridas abiertas en la palma de mi mano. Estoy incomodo en una silla incomoda, tengo el teclado apoyado en las piernas y creo que no siento nada. Por lo demás casi soy feliz, por lo demás el otro día casi sonreí de verdad.

En eso veo sombras danzando a las seis en pleno, me invento un cuento y pasó diez minutos soñando que me pierdo en una realidad alterna, donde mis huesos son de papel y se queman dentro de mí. Me imagino corriendo por una tierra negra, seguido de cerca por emociones sorprendentes. E incluso, un par de momentos después, estoy tendido en un desierto de arenas verde cielo. Te extraño y regreso a las seis para notar que las sombras nunca estuvieron allí. No me lamento en lo absoluto y me subo en un torbellino invisible que me transporta a millares de días en el futuro. Conversó conmigo en una habitación soleada y me pregunto un montón de cosas, las cuales tengo la amabilidad de contestarme.

Me aburro, vuelvo.

Y aquí, sin más sentido del que me persigue, dejo a mi alma palpitar al vacío y con cada recuerdo que logra salir al exterior dejando en mis huesos la tensión del desconsuelo. Y aquí, sólo yo, supongo en lo que será a posteriori del eventual acto de mí despertar.

El teclado es mió.

Una taza de café no me viene mal, pero no puedo hacer ruido, me pueden descubrir. Y ahora caigo en la cuenta que debería estar triste, pero asombrosamente no lo estoy. Abro bien los ojos, me miro y te miro, no comprendo el por qué, la razón tras todo. Dices que no importa y no te creo. Oh, que extraña noche, ¿Verdad? Podría ocurrir lo impensado y eso me gusta, aunque no tanto como debería. Primero, porque ya es casi de día y el sueño me seduce más fácil. Segundo, porque en unas horas el uniforme gris me aguarda. Tercero, no tengo los bríos suficientes

Pero aún así estoy aquí más muerto que vivo; sí, es cierto. Pero aquí, ¿no? , dejando que la sombra de la noche me arrastre a esa masa burbujeante de mi alma cocinándose a sí misma una y otra vez, como hilo de un telar interminable y grandioso.

Y qué importa, siempre puedo esconderme tras el siguiente punto final.

martes, mayo 02, 2006

Renacer

La energía era corpórea y se deslizaba por la piel como el gorgoteo incansable de las horas sobre un mundo sumergido en aguas vivas. Lo supo cuando posó la mano sobre el cerrojo de la puerta y tentaba al sátiro universo que lo aguardaba con dientes afilados, a la mañana insólita que fue a caer ese día. Y en eso…

Titubeó.

Vio un millón de imágenes pasar a la velocidad de un rayo.

Dormía dejando por las sabanas el rastro de sudor frió caldeándose decididamente a la tela. Y no soñaba lo inútil que se desprende de la fantasía adolescente. Y no cobijaba su cuerpo en el desconcierto de revistas esparcidas ni suciedad metálica, es más, casi podía decirse que su habitación era un eslabón perdido de épocas remotas.

Cantó dormido un par de mentiras piadosas, soñó que escupía retratos de acianos gallardos y que pintaba una pintura nueva con sangre antigua remojada en vinagre y revuelta en cabellos grises y polvorientos.

Silencio.

Tijeras.

Era una tijera.

Pelo.

Tijeras. El espejo ancho, que casi envolvía la pared por completo y los dedos que lo conducían por reinos morenos, castaños, deslucidos. Alternadamente abría y cerraba la boca tragándose el contenido sucio del mundo y las sobras de la gente.

No habría un cuarto día simplemente…

Simplemente, porque se había equivocado de mundo y Dios, aunque no lo parezca, también enmienda sus errores.


Post: se agradece comentar el subtexto.... y Constanza, te dedico esto...tqm.

Renacer

La energía era corpórea y se deslizaba por la piel como el gorgoteo incansable de las horas sobre un mundo sumergido en aguas vivas. Lo supo cuando posó la mano sobre el cerrojo de la puerta y tentaba al sátiro universo que lo aguardaba con dientes afilados, a la mañana insólita que fue a caer ese día. Y en eso…

Titubeó.

Vio un millón de imágenes pasar a la velocidad de un rayo.

Dormía dejando por las sabanas el rastro de sudor frió caldeándose decididamente a la tela. Y no soñaba lo inútil que se desprende de la fantasía adolescente. Y no cobijaba su cuerpo en el desconcierto de revistas esparcidas ni suciedad metálica, es más, casi podía decirse que su habitación era un eslabón perdido de épocas remotas.

Cantó dormido un par de mentiras piadosas, soñó que escupía retratos de acianos gallardos y que pintaba una pintura nueva con sangre antigua remojada en vinagre y revuelta en cabellos grises y polvorientos.

Silencio.

Tijeras.

Era una tijera.

Pelo.

Tijeras. El espejo ancho, que casi envolvía la pared por completo y los dedos que lo conducían por reinos morenos, castaños, deslucidos. Alternadamente abría y cerraba la boca tragándose el contenido sucio del mundo y las sobras de la gente.

No abría un cuarto día simplemente…

Simplemente, porque se había equivocado de mundo y Dios, aunque no lo parezca, también enmienda sus errores.


Post: se agradece comentar el subtexto....